“Presentamos unos materiales, una mecánica y un esquema de integración que ofrece vías de trabajo escalables para construir cámaras inspiradas en los artrópodos con formas casi semiesféricas –alrededor de 160º–“, dicen los autores en su estudio.
La superficie de la cámara está densamente poblada con 180 elementos de imagen comparables a los omatidios o unidades sensoriales de los ojos compuestos de algunos insectos, concretamente a los de la hormiga de fuego (Solenopsis fugax) y el escarabajo de la corteza (Hylastes nigrinus).
El sistema se compone de una matriz de goma con las microlentes y una red de fotodetectores de silicio con diodos en una lámina. El conjunto se puede inflar como un globo para adquirir la forma semiesférica y acoplarlo al resto de la cámara.
La longitud focal corta de cada microlente y la técnica desarrollada para crear las imágenes proporcionan una percepción de la profundidad que permite observar varios objetos a la vez aunque estén situados a distancias distintas.
El diseño semihesférico de la cámara se inspira en los ojos de los insectos. (Foto: University of Illinois-Beckman Institute)
La cámara también puede adaptarse a diferentes niveles de luz gracias a los algoritmos del software y a unos sistemas especiales de adquisición de datos.
“Estas estrategias generales se podrían aplicar a otros dispositivos basados en ojos compuestos, como los inspirados en las polillas y las crisopas –refractantes–, las langostas y los camarones –reflectantes– y las moscas –neuronales–“, señala el estudio.
Según los investigadores, las aplicaciones futuras de este tipo de dispositivos van desde cámaras de vigilancia avanzadas hasta endoscopios en miniatura. (Fuente: Nature/SINC)
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